Los robos son una inagotable fuente de anécdotas. Aunque ya nos hemos acostumbrado a los robos de jamones, bombonas de butano, melones, almendras, colmenas, prótesis, cadáveres… ¡nunca dejamos de sorprendernos!
Robos como el de la llama de un circo por jóvenes franceses, el del carterista que devuelve la billetera a su víctima al darse cuenta de que está siendo grabado por las cámaras de seguridad, el robo de 66 zapatos del mismo pie en A Coruña o el de los cacos que se hicieron pasar por maniquíes para poder robar una tienda, ocupan las primeras posiciones de los ranking de robos singulares…
Las comunidades de propietarios también sufren robos a diario, especialmente en trasteros (bicicletas, material deportivo, herramientas…) y garajes (vehículos), pero también son víctimas de pequeños hurtos que al final del ejercicio suponen un gasto muy significativo en las cuentas de la comunidad como bombillas, extintores, papeleras, tablón de anuncios, cable etc.
Las fincas, en muchas ocasiones, también son víctimas de robos muy singulares, estos son algunos ejemplos:
Picaportes y aldabas
El latón de los pomos de las puertas está muy cotizado, en 2011 se detuvo en la capital al presunto autor del robo de 560 picaportes de portales, 656 kilos en total valorados en más de 1.500€. Otros cacos, más exquisitos, seleccionan pomos y aldabas antiguas, estas antigüedades tienen un alto valor en el mercado negro.
Adornos navideños
Con los adornos navideños sucede lo mismo que con los enanos de jardín (objeto de culto), tienen un magnetismo especial… las comunidades que deciden montar un belén o un árbol de navidad en el portal, están condenadas. También los vecinos que adornan sus puertas con motivos navideños suelen ser víctimas de estos desalmados.
Robo de plantas y macetas
Las plantas y macetas que decoran portales, jardines y patios también suelen ser objetos muy codiciados, aunque se encuentran lejos de las plantas de marihuana, en el punto de mira de todos los vecinos, capaces de saltar terrazas para hacerse con ellas.
Material de limpieza y objetos personales del conserje y personal de servicio
Detergentes, bayetas, fregonas… son artículos que el personal de limpieza de las comunidades de propietarios no puede dejar a la vista, e incluso el cuarto de limpieza puede ser saqueado. El teléfono del conserje o cualquiera de sus objetos personales también deben permanecer a buen recaudo, pues la experiencia nos dice que pueden ir a la saca… Otros de los objetos más deseados son las herramientas de los técnicos y operarios, un taladro percutor en un portal es como un caramelo a la puerta de un colegio.
Robo de felpudos
El mítico “te confisco el felpudo” de Antonio Recio, es una práctica más habitual de lo que nos pensamos en las Comunidades de Propietarios. Si los felpudos se limitan a los clásicos “Hola” o “Bienvenido”, su robo no es más que vandalismo; pero en el caso de diseños atractivos y originales pueden ser muy codiciados. Este mismo año, una comunidad de Cáceres sufrió el robo de 19 felpudos durante la noche, entre las víctimas, se encontraba el reconocido chef cacereño Juanma Zamorano.
Robo de cubos de basura
¿Quién puede haberse llevado los apestosos cubos de basura? Eso deben preguntarse los numerosos vecinos que han sufrido el robo de los cubos de basuras de la finca, un hecho que no es aislado. Hace unos años, un indigente de Madrid llegó a almacenar 231 cubos de basura robados en un descampado de la capital, contenedores que dependiendo de su capacidad, cuestan entre 60€ y 250€.
Del inmueble se aprovecha todo
Si del cerdo se aprovechan hasta los andares, de las edificaciones se aprovechan hasta los canalones… Esto es lo que sucede en las fincas deshabitadas, que literalmente “se quedan en el chasis”: tuberías, cableado, grifería, ventanas, vigas, puertas… todo es susceptible desaparecer.
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