¿Y TU ADMINISTRADOR QUE TAL?
Una buena pregunta con varias respuestas según las circunstancias, gustos y exigencias. En los últimos tiempos el mercado ha crecido y cambiado mucho, quizá demasiado y no siempre para bien.
Hace cuarenta años éramos pocos y nos conocíamos todos, pero lo más importante es que nos respetábamos y existían unas normas deontológicas de obligado cumplimiento y un baremo mínimo de honorarios. Con estos mimbres y la práctica ausencia de intrusismo, la profesión se desarrollaba con una pacífica competencia y nobles comportamientos.
Cuando una comunidad pensaba en cambiar de administrador a ninguno se le ocurría presentarse en la junta donde se trataba el tema ni la comunidad lo permitía y si la decisión era efectiva, el nuevo administrador pedía la venia al anterior.
Eran otros tiempos, no cabe duda, y esas buenas costumbres se han perdido. Con el aumento de colegiados y la aparición del intrusismo, hay quien va con la navaja entre los dientes y la manipulación y el engaño en el portafolio. Hay quien tira por los suelos los honorarios y, claro, también sus servicios. Luego llegan las quejas y la decepción.
¿QUE ESPERABAN?
“Veo que has cambiado de coche, un buen coche….si pero el tuyo es mucho mejor….si, pero me ha costado el doble..”
La profesionalidad, un buen servicio con ética y honestidad, si tiene precio. Como se decía antes, nadie da duros a cuatro pesetas, lo contrario es engañarse a sí mismo y pagas más sin saberlo. Podemos criticar y censurar a esos administradores pero su existencia y proliferación se lleva a cabo con nuestra colaboración a la hora de elegir solo miramos precio y más tarde llegan las sorpresas. Cambiamos al administrador y reincidimos, así hay comunidades que llevan tres, cuatro o cinco personajes en los últimos cuatro o cinco años y tantos cambios conlleva una pésima gestión de la comunidad.
SI LE PARECE CARO UN BUEN ADMINISTRADOR NO SE IMAGINA LO QUE CUESTA UN MAL PROFESIONAL.
Todos hablamos de los bazares chinos, de la mala calidad de sus artículos, pero seguimos entrando por sus puertas una y otra vez. Yo mismo me he arrepentido de alguna compra. Es el irresistible encanto de lo barato. El trabajo bien hecho lleva su tiempo, la prestación de unos buenos servicios requiere un amplio conocimiento, una estructura adecuada y continua actualización y todo ello supone un valor e implica un precio.
Y cuando el coste responde exactamente con el servicio recibido, el cliente lo valora y aprecia y responde con fidelidad a su administrador y nos consta. A primeros de año cumplimos cuarenta años seguidos administrando una comunidad y dentro de tres lo haremos con otra y así seguiremos.
SOMOS ARIZA ADMINISTRACIONES, tenemos la experiencia de cuarenta años, la preparación del Grado de Estudios Inmobiliarios de la Universidad de Málaga, la buena escuela de quien nos precedió y la obsesión por hacer las cosas bien para que nuestros administrados lo tengan fácil.
Y nos va bien.
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