CERRAMIENTOS DE TERRAZAS. NADA NUEVO, NADA QUE NO CONOZCAMOS.
No hablamos de nada nuevo tratando este tema, no hay más que pasear por nuestra ciudad, levantar la mirada y ver como a nuestro alrededor están modificadas las fachadas de los edificios, rompiendo la uniformidad de la misma y con su estética, mediante el cierre de las terrazas, pasando de un recinto abierto a otro cerrado y que se integra en la vivienda de la que forma parte, ampliando su superficie “útil” y entrecomillo lo de útil porque para mí también lo es una terraza abierta, más en una zona con clima tan benigno.
Puede que una terracita de pequeña superficie no sea muy práctica abierta pero tampoco lo es cerrada. Lo que más me llama la atención son los áticos. Los áticos se distinguen por tener un gran espacio abierto y con buenas vistas y por lo tanto con muchas posibilidades de disfrute, pero es difícil encontrar uno sin cerrar.
Pero para gustos colores. Pero esta no es la cuestión. Uno puede hacer lo que más le plazca pero respetando la ley y cuando se cierra una terraza esto no ocurre. Para empezar no respetamos los estatutos de la comunidad ni la Ley de Propiedad Horizontal, porque alteramos la configuración exterior del edificio y de un elemento que es común, la fachada, y por lo tanto su alteración requiere el acuerdo unánime de los demás propietarios, y esto no suele ocurrir, de hecho se lleva a cabo sin contar con nadie.
La ilicitud de esta actuación ha sido recogida por numerosas sentencias que han creado jurisprudencia, que incluye en el concepto de «innovación» toda obra que lleve aparejada un cambio en la traza o forma del edificio y, por lo tanto, las modificativas de la configuración de la fachada, alterando su aspecto externo, aunque no sean dañadas la estructura o solidez de la construcción. Se considera que es modificativa del aspecto de la fachada, la obra consistente en cerrar el frente de «las terrazas a nivel» en la línea de fachada del edificio, con ventanas cristaleras de perfil de aluminio.
Pero hay más infracciones. El cierre de una terraza infringe la disciplina urbanística en tres aspectos:
El primero es que carecen de licencia, pues estas no pueden concederse ya que normalmente no pueden aportar el acuerdo positivo de la comunidad.
El segundo es que hay que tener en cuenta que las terrazas como espacio abierto computan solo el 50% de su superficie como volumen construido. En el momento que se cierra duplica su superficie construida y por lo tanto incumple la licencia que se otorgó a la edificación en su máximo de volumen de construcción.
De la misma forma, en este caso referido a los áticos, la licencia del edificio contempla una altura máxima que suele estar en relación con la anchura de la calle en la que se ubica y esta altura se mide por la línea de fachada, de ahí que los áticos tengan hermosas terrazas pues la vivienda está retranqueada y no aumenta la altura. Es la forma de tener una vivienda más respetando la licencia. En el momento que la terraza se incorpora al piso mediante cierre en línea con la fachada se incumple la licencia.
¿Entonces cómo es posible que con tantas infraccione nuestras ciudades estén llenas de estas irregularidades?
Principalmente porque los ayuntamientos que son los que tienen competencias en este tema, miran para otro lado y solo actúan a solicitud de parte, es decir, previa denuncia.
Se ha dado el caso de que un alcalde ha cerrado su terraza sin que pase nada y es que como se suele decir “las normas están hechas para incumplirlas”.
Al hilo de esto no podemos olvidarnos de una noticia aparecida recientemente en el diario El País: A raíz de la denuncia a un vecino, este ha recopilado 800 casos y han puesto sendas denuncias ante el ayuntamiento de Salamanca.
¿Y quién puede denunciar? Pues pueden y deben, en primer lugar, las comunidades, pero también miran a otro lado. También lo puede hacerlo un particular, pero no se hace y aquí por varias razones, ignorancia, indolencia o por su propio beneficio, el incumplimiento de un vecino le supone la coartada perfecta para sus pretensiones.
Así las cosas poco pueden cambiar pues socialmente se ven con normalidad, pero lo de Salamanca nos debería hacer pensar.
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