¿Y DE LO MIO QUE?
Si después de cuarenta años no has aprendido nada será mejor que empieces de nuevo, bueno o malo algo has tenido que coger de experiencia, no digo ya de sabiduría que lo mismo no te cabe pero algo de utilidad……
Mi profesión me ha enseñado bastante de la sociedad y sobre mi actividad. Las comunidades de propietarios son como sociedades diminutas, pequeños países en los que, según dice, se ejerció por primea vez la democracia, aunque esto último es un disparate, y un disparate lo es a veces su funcionamiento.
Durante todo un año el silencio reina en la comunidad y a veces hasta la paz, aunque siempre hay algún díscolo aburrido y mala baba que va sembrando discordia o por lo menos lo intenta, aunque hay que advertir que su táctica “machaca pilón” al final hace mella, como la gota que horada la piedra, pues aunque es fácil identificarlo y su audiencia decae, rápidamente se encamina a mejores predios, se acerca a los nuevos propietarios que son receptivos a efectuar cambios por muy bien que funcione y se encuentre la comunidad, cayendo con facilidad en la trampa del maledicente, bien inocentemente, las pocas, bien porque siempre hay algún amigo o familiar a quien favorecer.
Pues cuidado, acabará contigo
¿Pero cómo si al fin y al cabo es una minoría? Muy simple, gracias a esa gran mayoría que ni niega ni otorga, o por cansancio acabas tirando la toalla y dimitiendo.
Esta es una de las causas de frustración, el comprobar que la masa silenciosa está dispuesta a empeorarlo todo solo por no abrir la boca y parar a los que solo buscan su interés o satisfacción personal, tirando por la borda la labor de años.
La otra frustración procede de un defecto (no sé si se puede llamar así) personal, de algunos administradores que en su afán de mejorar su gestión y las condiciones de los bienes administrados, proponen iniciativas que supondrían un ahorro o un enriquecimiento de los bienes comunes y por lo tanto, también, de los privativos, incluso a veces vienen impuestos por alguna normativa.
Y sistemáticamente son rechazadas agotando todos los razonamientos.
No se puede ir por delante
Porque al final nada interesa nada más que lo propio y así, de esta forma, el epilogo de toda reunión vecinal es más largo que toda la junta en si pues es ahí donde se evidencia a que ha ido cada uno:
¿y de lo mio que?
Y toma buen nota si no quieres tener un enemigo más.
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